Silvio Diderot
La “marca España”
siempre suele ser garantía de productos de dudosa calidad. Entendamos
este chascarrillo como la asociación que popularmente se hace al país a
fenómenos como la corrupción, la crisis económica, la destrucción de lo
público, la nefasta gestión política y el viciado aire conservador que
desprenden un sinfín de instituciones que aun exhuman calor del mismo
generalísimo. Hay quien trabaja profundamente por que esta marca se
asocie a contenidos de orgullo nacional, los ciudadanos de nuestro país
debían sentirse orgullosos de las victorias de nuestra selección
nacional de fútbol y de nuestros mejor entrenados deportistas de élite
en la arena internacional mientras tras esta absurda fachada mal pintada
de rojo y amarillo se encontraba un edificio que lucía aparentemente
precioso pero escondía unos cimientos que amenazaban con ver caer todo
el edificio. Y así fue, nuestros amados deportistas alzaban los trofeos
al mismo tiempo que el paro se econtraba al alza. Batimos records, nunca
España había ganado un mundial de fútbol, nunca en nuestra historia
moderna habíamos batido los seis millones de parados
1.
Mientras Nadal y Alonso revolucionaban el mundo del Tenis y el
automovilismo los gobiernos socialista y popular revolucionaban el mundo
de los servicios públicos destruyendo la inversión educativa en
remuneración del profesorado y becas
2, elevando las tasas para el acceso a cualquier nivel de educación
3, aumentando la edad de jubilación
4 y
flexibilizando las condiciones de despido a la par que debilitaban la
negociación colectiva mediante un par de reformas laborales
5.
La ilusión de una llama olímpica en Madrid competía con la desilusión
del que quisiera acceder a la justicia y se encontrara frente a él el
infranqueable muro de las tasas judiciales
6.
Los clarooscuros de la marca España hacían del sentimiento nacional una
agridulce coctelera que combinaba orgullo y vergüenza, valentía y
complejo, apariencia y realidad…
Y es que las mujeres y
hombres que entran religiosamente a trabajar todas las mañanas, aquellos
seis millones que lo harían pero buscan desesperadamente la manera de
buscar empleo, aquellas amas de casa que tienen que cargar con la ardua y
no remunerada tarea del cuidado del hogar y hacer números para que
tanto su sueldo – del trabajo que desempeña mientras los niños están en
el colegio – como el de su pareja llegue al día 30 o el 31 de cada mes,
aquellos que vuelven extenuados a casa tras trabajar con su camión, su
taxi o tal vez su tienda familiar, aquellos que cuentan cada euro de
caja por miedo a que una gran multinacional cierre su pequeño y reducido
taller o su tan adorable tienda de ultramarinos… todas y todos ellos
tienen derecho a sentirse orgulloso de los logros deportivos, culturales
o artísticos de su país. Todo esto hace la tan difícil situación algo
más llevadera, ¿podemos negar a esta mayoría una marca España de la que
se sientan orgullosos? Sería injusto hacerlo, incluso sería arrogante y
vanguardista acusarles de consumir el “pan y el circo”. Entonces, ¿cuál
es el problema de esta marca que tantas decepciones y alegrías combinan
para encubrir tras de sí un sinfín de situaciones dramáticas?
En ocasiones deberíamos
responder a una pregunta con otra pregunta. Entonces analicemos: La
marca España… ¿para qué sirve, qué utilidad tiene? La marca España…
¿quién la ha creado, a quién beneficia? Hace falta echar un simple
vistazo superficial a los mayores dramas de la sociedad española y a los
aparentes éxitos de la misma en los últimos años para descubrir que la
“Marca España” está confeccionada, consciente e inconscientemente, por
una minoría de empresarios y banqueros que, para bien y para mal han
trazado una creación en el imaginario colectivo que combina retazos de
cruda realidad y retoques alegres de vistosos pero poco relevantes
fuegos de artificio. La marca España es pues, a la vez, consecuencia y
causa de la búsqueda del beneficio por parte de un puñado de banqueros y
empresarios..
7 La
consecuencia porque los males que la acompañan son producto de la
dirección económica y política de esta clase que ha saqueado la riqueza
del país (Trabajadores, artistas, intelectuales, tierra,
infraestructura, recursos materiales…) que impregnan en el imaginario
colectivo la imagen de miseria y pobredumbre a la que este cónclave de
saqueadores ha sometido a las mayorías trabajadores de nuestro país. La
causa porque a su vez se busca mostrar el lado “positivo” de nuestro
país con el objetivo de vender al extranjero lo bueno que es nuestro
país para invertir, para instalar bases militares de la OTAN, para hacer
turismo e incluso para vivir
89.
Es la consecuencia porque es el producto de su avaricia de ganancias,
es la causa porque mientras esta clase siga al frente de la dirección
política y económica del país la única huida ante la problemática
situación será hacia adelante, aumentando la inversión, aumentando la
producción, aumentando el consumo, aumentando el trabajo no remunerado…
10
Así pues no se trata de
la “Marca España”, sino la marca que los empresarios y banqueros han
dejado de nuestro país, tanto en el interior como al exterior del mismo.
¿Tienen los trabajadores y otros sectores sociales afectados durante
por la crisis su propia marca? De momento no la tienen. ¿Se trata
entonces de resginarse ante la aceptación de que la mayoría trabajadora
acepte estos clichés establecidos por una minoría o de que la mayoría
trabajadores y el resto de sectores populares construyan su propia
marca? Si esto fuera así, ¿de dónde podría existir una marca elaborada
por y para las mayorías populares de nuestro país?
El imaginario colectivo
de la mayoría de la población de España aun impregna el sentimiento
derrotista y de la resignación. Las luchas que los movimientos sociales
canalizan son muestra de ello. Son aun movimientos de lucha defensivos,
buscan frenar un empeoramiento en su condición de vida o a lo sumo
renegociar las condiciones para que sean más favorables del lado del que
es objetivamente oprimido. Así pues se lucha por una prorroga en el
pago de las tasas por parte de los estudiantes, por frenar la LOMCE
impuesta desde el gobierno
11, por frenar las diferentes reformas laborales
12, por que se paralice la privatización de la sanidad
13, por la dimisión de un concejal de distrito déspota y autoritario
14,
por evitar tal o cual despido, por evitar tal o cual empeoramiento del
salario… Estas luchas son insuficientes por si solas para construir una
alternativa real en nuestro país, sin embargo deben ser el primer
componente que las mayorías trabajadoras y populares deben inscribir en
su “Marca España”, son la primera piedra de la nueva sociedad porque es
el primer escalón en el que las y los trabajadores son conscientes de
que lo existente es un absurdo que perjudica sus intereses y que esto
debe cambiar, aunque todavía no sepan como. Es más, lo fundamental de
estos movimientos es que está hecho por esta mayoría obrera y popular,
es ella misma la que los elabora, la que los cocina, la que los engrosa,
la que los trabaja, la que es responsable de su organización y de su
sostenimiento en el tiempo, es ella misma la que encara estas luchas,
siendo parte de su experiencia tanto los éxitos como los fracasos del
mismo. Aunque aun estas luchas no hagan “para sí” todo lo que puede dar
la sociedad sí clarifican a los trabajadores “en sí”, aclaran su papel
en el actual sistema y enfocan que es fundamental organizarse y luchar
para arrancar mejoras a ese puñado de empresarios y banqueros que se
enriquecen a costa de la ruina de la mayoría del país.
Sin embargo la marca que
construyan los trabajadores y mayorías populares no puede ser una
únicamente una “marca de resistencia”. Esta nueva marca tiene que hacer
que los trabajadores hagan del país “para sí”, entendiendo esto como la
suma de saber cómo luchar contra lo que les perjudica y cómo construir
una alternativa a lo que señalan como injusto. No basta con que las
mayorías populares señalen la crueldad de los desahucios, las
consecuencias nefastas de la privatización de la sanidad, el duro golpe a
los derechos que suponen las tasas judiciales, el carácter de un Estado
que pese a los cambios de Partidos Políticos a su frente siempre sirve a
los intereses de ese puñado de empresarios y banqueros, lo que supone
expulsar a miles de alumnos de universidades a golpe de “tasazo” o cómo
empresarios buscan aumentar sus ganancias a costa del trabajador de
diferentes y novedosas formas. Las mayorías populares tienen que señalar
lo anteriormente descrito pero preguntarse que hará con las miles de
viviendas vacías existentes en España, ¿cómo garantizará ese derecho
inalienable a la vivienda?; también tiene que plantear cómo gestionará
los hospitales y extenderá una sanidad gratuita y universal para toda la
población, ¿cómo organizarán la nueva gestión de los centros para
cubrir a toda la población todas las modalidades de atención y cubrir
también plenamente a esos sectores hoy existentes en nuestro país que no
disponen de papeles para tener la cobertura plena en su centro?, ¿cómo
funcionarán las fábricas sanitarias y farmaceúticas que producen los
medicamentos y maquinarias para atendenr a los pacientes?; debe
plantearse cómo desarrollar un nuevo sistema judicial en el que un
puñado de empresarios y banqueros extranjeros no puedan “promocionar” o
“comprar” a tal o cual magistrado, ¿qué procedimientos de acceso a la
justicia y de participación popular se desarrollarán para hacer este
efectivo para la mayoría?, ¿cómo asegurará el conocimiento pleno de las
leyes a toda la sociedad y el asesoramiento para ejercer con totalidad
sus derechos?; tiene que preguntarse cómo se organizará y canalizará sus
decisiones políticas y económicas de manera colectiva, ¿cómo organizar
la participación de trabajadores y mayorías populares en un marco
verdaderamente estatal conectando cada centro de trabajo y cada barrio
con un conjunto central?, ¿cómo asegurará la participación plena en la
toma de decisión de carácter nacional o de carácter regional/sectorial?,
¿cómo creará y organizará unos cuerpos y fuerzas de seguridad del
Estado ya no dirigidos a defender los intereses de empresarios y
banqueros sino a garantizar el libre ejercicio político y económico de
las mayorías trabajadoras y populares?; también deben saber qué haran
con institutos, escuelas de formadores, universidades, centros
culturales y sociales… ¿cómo garantizará el pleno acceso a la educación y
la cultura?, ¿cómo se organizarán los centros de estudios para que sean
verdaderamente democráticos?, ¿cómo se elaborarán los planes de estudio
a partir de ahora y en base a qué criterios?, ¿cómo haremos que llegue
la educación y la cultura plenamente a cada rincón del país haciendo
efectivamente universal?: y por supuesto tiene que plantearse cómo
organizará el trabajo, su reparto y su objetivo, ¿cuántas horas será
necesario trabajar al día?, ¿cómo efectuaremos una conciliación plena de
la vida laboral y la vida del hogar?, ¿cómo haremos efectivo el pleno
de la capacidad productiva de nuestro país con los millones de
trabajadoras y trabajadores que a día de hoy se encuentran desempleados?
O en definitiva, ¿cómo organizaremos un trabajo y una producción que
ahora no va destinada al lucro sino a garantizar el progreso y
satisfacer las necesidades del conjunto de la sociedad?
La “Marca españa” de
empresarios y banqueros busca vender el país al mejor inversor o al
mejor consumidor, cuando esta coge fuerza los “brotes verdes” se
convierten en una posibilidad y los repuntes económicos pueden llegar a
darse en tal o cual sector sólo temporalmente para luego volver a
repetir la misma crisis en menor o mayor tiempo; cuando esta marca
funciona contenta a empresarios y banqueros tanto españoles como
extranjeros, y resigna a trabajadores que se sientan en sus hogares
aspirando a recoger las migajas del aparente “éxito” del que ellos son
partícipes pero nunca beneficiarios.
La “Marca españa” de
trabajadores y mayorías populares busca hacer el país para sí. Busca
poner todo lo que empresarios y banqueros destinan a obtener el lucro a
desarrollar el progreso y el bienestar social. Esta marca generará un
recelo sin igual a gobiernos, empresas y bancos del mundo conocido, hará
temblar las bolsas en Nueva York y horrorizará a las “señorías” del
europarlamento. Sin embargo esta marca también buscará vender algo,
buscará vender un modelo de país a trabajadores y oprimidos del mundo
entero. La tarea es ardua y laboriosa pero hay un gran mercado por
explorar; desde las oficinas del Deutsche Bank hasta la dirección de
Samsung temen que la marca pudiera triunfar, son conscientes de que este
producto podría expulsarles de una vez por todas del mercado.